Las primeras esculturas humanas armadas se han valorado como representación de estructuras sociales jerarquizadas. Su ostentación del poder a partir de la exhibición de armamento revelaría una destacada clase militar, para la que se han propuesto orígenes diversos en las culturas centro y nordeuropeas. La discusión sobre la relación entre estas imágenes de la prehistoria reciente europea y el auge del vaso campaniforme ha caracterizado la historiografía de buena parte del siglo XX y del XXI.

Un estudio detallado de los referentes gráficos que constituyen la base de los desarrollos simbólicos del campaniforme es un necesario punto de partida para fijar nuevos argumentos en esta discusión.  Los objetivos se han centrado en aportar datos sobre la profundidad temporal de estas imágenes, sobre el papel de las figuritas (Idolos) revestidas de imágenes solares desde el primer neolítico hasta al menos 2.200 cal B.C., y la continuidad de estos contenidos en las únicas cerámicas del campaniforme en Europa con decoraciones narrativas, las del grupo Ciempozuelos